viernes, 22 de junio de 2012

Ensayo: Retablo y Presbiterio de la Catedral de Zacatecas.


Universidad Autónoma de Zacatecas
"Francisco García Salinas"
Unidad Académica de Historia
Programa de Licenciatura


Retablo y Presbiterio de la Catedral de Zacatecas

Introducción
“El hombre ha sido criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su ánima, y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayuden para su fin, tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden… ” (San Ignacio, Ejercicios Espirituales, no. 23).

Dentro de la Historia de la Iglesia encontramos un sinnúmero de manifestaciones artísticas, que bien podemos considerara como parte integrante de la fe y el acercamiento de lo humano con lo divino. Basándonos en lo que san Ignacio dice en sus Ejercicios Espirituales, relacionamos el arte como una de esas “otras cosas” que ayudan al pueblo creyente en su relación íntima con Dios.

Efectivamente las obras de arte religioso, ya sean pictóricas, escultóricas o arquitectónicas son una muestra de esa “imaginación” que una sociedad tiene de su divinidad. Dentro de las funciones del arte sacro se encuentra la de inspirar devoción en el creyente, crear un ambiente de confianza entre el devoto y el santo representado en tal imagen, es por ello que es muy importante la posición de la figura, el lugar que ocupa, el entorno en el que se encuentra, puede ser sola, en conjunto, en un retablo, así como la vestimenta, los accesorios decorativos, los elementos iconográficos, etc. todo esto nos permite en un primer momento, la identificación de la imagen, para después dar paso a su veneración.
En Zacatecas, desde la conquista española,  se han dado gran variedad de demostraciones de arte sacro, el cual representa esa fe y devoción de un pueblo que, a través del tiempo, ha luchado por permanecer fiel a ella, es por eso que en sus diferentes iglesias que sirven para el culto divino, encontramos grandes muestras de esa religiosidad popular manifestada en la creación de esculturas, pinturas y arquitectura sacras.

En los últimos tiempos, para ser exactos en el año 2010, el pueblo de Zacatecas fue testigo de la decoración suntuosa de la Catedral Basílica, pues en su interior se dio paso a la construcción de un retablo de grandes proporciones, el cual nos proponemos describir a continuación. Para ello daremos una breve cronología de las diferentes etapas de remodelación de su interior, sobre todo a partir de que es erigida al rango de Catedral, así como las etapas que se llevaron a cabo para la elaboración de dicho retablo y una explicación iconográfica del mismo y del presbiterio.  














Cronología de la modificación interior de la catedral de Zacatecas

Sin duda alguna la Catedral de Zacatecas es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, no obstante, a lo largo de su historia ha sido objeto de algunos cambios en su interior, que contrastan fuertemente con la exuberancia de su fachada principal. Algunos podrán atribuir esto cambios a la riqueza económica de la ciudad, que le daba la posibilidad de ir con los estilos artísticos de cada tiempo, sin embargo, el estilo neoclásico de su interior lo debemos a los diferentes accidentes que han ocurrido en este templo a través de su historia, tal es el caso de un incendio acaecido en el año de 1736[1].

En el año de ¿1862? se erige la Diócesis de Zacatecas y con ella la Parroquia Mayor adquiere el rango de Catedral. Este título trae consigo una serie de modificaciones al templo principal, para que sea digno de la cátedra episcopal. Por ello se hicieron una serie de arreglos en su interior, como podemos observar en algunas fotografías de principios del siglo XX, pues en la pared del presbiterio se encontraba un mural que representaba la Asunción de la Virgen contemplada por los apóstoles, dicha obra fue realizada por el pintor Manuel Pastrana.[2] Años después, fue removida por órdenes del obispo de la Mora.

En otra fotografía de los años 1930[3], se puede observar una nueva distribución del presbiterio para que albergara la Cátedra y la sillería del Cabildo Catedralicio, así como el Coro, lugar donde se reunían los canónigos para el rezo del Oficio Divino; para lograr este objetivo, se sobrepuso un segundo nivel a la parte de la cabecera, donde se pondría el Coro, al frente del coro en el área del presbiterio se clocó un ciprés de mármol y una escultura de la Asunción de María, pero la decoración no estaba solamente reservada al presbiterio, sino que tanto la nave sur, la nave central y la nave norte contaban con decoración de motivos vegetales en sus bóvedas y arcos, los contornos de las cornisas y los capiteles de las columnas estaban decorados con lamina de oro, las pechinas que soportan la cúpula estaban decoradas con esculturas, también cubiertas de oro, que representaban los cuatro evangelistas (un águila para San Juan, el león para San Marcos, un toro para San Mateo y un ángel para San Lucas) estas esculturas todavía se encuentran en las bodegas de la Catedral. Las cornisas de la nave principal y el transepto estaban decoradas con barandales que enmarcaban aún más la planta de cruz. Dicha decoración duró hasta la segunda mitad del siglo XX, ya que para estas fechas se hace una remodelación exhaustiva en su interior, dándole ese aspecto sobrio y austero que actualmente tiene.

            Para el año 2009, se hace una nueva intervención pero sólo al área del presbiterio, con la finalidad de emplazar en él un retablo que de alguna manera le devolviera su majestuosidad, terminándose en el año 2010. Sobre este nuevo retablo y presbiterio daremos una descripción litúrgica e iconográfica, que nos ayude a comprenderlo y apreciarlo mejor.


Proceso de construcción del retablo y presbiterio[4]

Inquietud por devolver el esplendor decorativo a la catedral
En la década de 1980 surge en el presbiterio de la diócesis de Zacatecas, encabezados por el Padre José de Jesús López de Lara, por dignificar el interior de la catedral, debido al empobrecimiento de la misma a mediados del siglo XX. Estas inquietudes llegan a ser del conocimiento del gobierno del Estado, el cual se interesa en la idea, comenzándose a hacer una serie de proyectos para la realización de un retablo, incluso se llegó a plantear la idea de hacer una copia del retablo que se encuentra en la Catedral de Salamanca, ya que el espacio era prácticamente igual y se acomodaba muy bien el edificio, no obstante, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, dio una serie de criterios por los cuales no se podía llevar a cabo este proyecto, de los cuales el principal fue el que no era correcto realizar una copia de ese retablo en una Catedral que es el máximo exponente del barroco novohispano, al ser desechada este proyecto, se comienza un simposio para la investigación documental sobre la existencia de un retablo en la entonces Parroquia Mayor, pues se llegó a cuestionar la existencia del mismo, llegándose a la conclusión de que en verdad existió un retablo, pero desafortunadamente no quedo prueba física de él.

Es hasta el año 2008 que se vuelve a replantear la propuesta, por parte de la Diócesis, encabezada por el entonces obispo Mons. Fernando Chávez Ruvalcaba y el Gobierno del Estado, de un retablo que fuera acorde con el edificio del templo, de tal manera que fuera armonioso con el interior y el exterior tan exuberante, para ello se lanza una convocatoria a nivel nacional, donde se invita a 15 artistas, de los cuales participan únicamente 12 en la realización de un proyecto prototipo para la elección del diseño definitivo de dicho retablo. De los artistas participantes, los cuales usaban seudónimos para no ser favorecido ninguno, para seleccionar al ganador se formo un jurado de diez jueces, los resultados se dieron a conocer en noviembre de 2008, resultando ganador el artista michoacano Javier Marín.

El criterio de selección que llevaron a cabo los jueces se basó en el hecho de que la Catedral de Zacatecas era un monumento que, durante su historia, ha ido ha ido acorde al estilo artístico de cada tiempo, es por eso que el INAH decidió edificar algo que fuera propio de la época, es decir, expresión del arte contemporáneo. El proyecto aceptado, se vio sometido a una revisión en noviembre de 2008, pues se da un cambio de obispo en la Diócesis y obispo entrante junto con el emérito encuentran varias limitaciones en él, sobre todo en el área del presbiterio.

Se siguieron  ciertas normas establecidas por la Diócesis de Zacatecas, ya que el artista era la primera vez que realizaba arte sacro, donde se especificaba el tema del retablo “La fe de la Iglesia en Zacatecas”, así como los criterios iconográficos. Siendo la catedral parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, se tuvo que convocar una junta previa a la ejecución del proyecto, en la que se revisarían los diversos puntos a considerar para poder llevarlo a cabo. Esta reunión se realizó en febrero de 2009, pues la Diócesis presenta varias peticiones de modificación del proyecto, para que éste no fuera sólo el retablo si no un proyecto incluyente, es decir que fuera la primera de varias etapas de remodelación y decoración de la Catedral. También se buscaba que el retablo en sí no fuera sólo una pieza decorativa, puesto que ese no es el fin, ya que el proyecto inicial no contemplaba la Cátedra del Obispo, siendo esta una grave omisión para una Catedral.

En marzo de 2009 se lleva a cabo otra junta en la Ciudad de México, en la que participan algunos de los representantes de instituciones, nacionales e internacionales, como la UNESCO, INAH, INBA, CONACULTA e ICONOS, así como representantes de la Diócesis y Gobierno del Estado, con la finalidad de concretizar los cambios del proyecto y financiar los recursos federales, cabe resaltar que por parte de Gobierno del Estado hubo accesibilidad para con las peticiones de la Diócesis.

Comienzo de la construcción del Retablo
Javier Marín, artista ganador del proyecto, se hizo acompañar por dos arquitectos: Cristian y Claudio Gantous, los cuales no tenían mucho conocimiento sobre el tema de los retablos, pues propusieron que el material para la construcción del retablo fuera MEDF, un triplay reforzado, cubierto con oro falso de 14 quilates, sin embargo los expertos en el tema de los retablos se opusieron a esto, pues para que sea verdaderamente un retablo, debe estar construido con madera y oro verdadero de mínimo  23.5 quilates; de esta manera se cambió el material y se escogió madera de abedul finlandés, el cual resiste clima seco y húmedo, este tipo de madera es utilizado para la elaboración de embarcaciones, la madera del presbiterio es de roble americano, resistente al agua, el oro utilizado es de 23.7 quilates y fue donado por la minera Peñasquito, ubicada en el norte del estado en el municipio de Mazapil, dicha empresa donó la cantidad de 5.5 kg de oro, para la elaboración del retablo. El banderazo de salida se dio en abril de 2009.

La estructura del retablo es de acero, resistente a los sismos, en la que se ensamblaron los módulos de madera, a manera de prismas, uno sobre otro, en los cuales se empotraron las imágenes de los santos que irían en el retablo.
Los santos fueron seleccionados por la Diócesis, y cada uno de ellos mide entre 2,80 m y 2,70 m. y pesan cerca de 300 kg cada uno, a excepción de la Virgen, la cual mide 3, 80 m. y pesa cerca de 800 kg. Sobre el por qué de esos santos y la distribución del presbiterio así como la sillería del coro hablaremos a continuación.    











Descripción iconográfica y litúrgica del Presbiterio y Retablo de la Catedral Basílica de Zacatecas

Sin duda alguna el arte es una de las mejores expresiones humanas, pues nos ayuda a comprender y a ver la realidad de otra manera, incluso nos acerca a aquello que a en nuestro tiempo ha dejado de ser. El arte sacro no es la excepción, es por eso que en la Constitución Sacrosanctum Concilium, que nos habla sobre la liturgia de la Iglesia Católica, no ha querido dejar de lado esta magnífica representación de la fe cristiana, en ella se nos dan una serie recomendaciones, por llamarlas así, sobre el cuidado y utilización del arte sagrado que “por su naturaleza, está relacionado con la infinita belleza de Dios”[5].

La Iglesia a lo largo de la historia se ha mostrado a favor de aquellas obras de arte que ayuden al cristiano a sentir un contacto más personal con Dios, es por eso que nunca ha considerado propio ningún estilo artístico[6], pues hace uso de cada estilo según el tiempo en el que se ha desarrollado, pero siempre teniendo bien fija aquella idea de que el arte es una herramienta que ayuda a la mejor comprensión del Evangelio, por ello se debe tener mucho cuidado sobre lo que se utiliza para decorar los espacios celebrativos, si bien se ha de hacer uso de las nuevas corrientes artísticas, se debe procurar que no sean sólo por suntuosidad[7], ni como mero adorno, de la misma manera se ha de procurar el uso de imágenes[8], pero en exceso, y sobre todo que guarden un orden que ayude a su comprensión del por qué están ahí. Los artistas[9] deben tener una formación en lo que se refiere al arte sacro, esto para evitar malas interpretaciones en la fabricación de imágenes, ya que “la iconografía cristiana transcribe mediante la imagen el mensaje evangélico que la Sagrada Escritura transmite mediante la palabra. Imagen y la palabra se esclarecen mutuamente”[10] y el espacio celebrativo (iglesias), pues existen principios que debe conocer aquella persona que realiza arte para la liturgia[11].

Una vez que conocemos lo que la Iglesia aporta para la realización de arte sacro, revisemos y describamos, puesto que son un conjunto, el presbiterio y retablo de la Catedral de Zacatecas.

El presbiterio tiene una planta de cruz griega y abarca dos espacios de la nave principal, el altar se encuentra justo debajo de la cúpula y se compone por dos pares de alas, realizadas en bronce, que sostienen una placa de mármol rojo, traído de una cantera de Querétaro[12], debajo de las alas sobre salen unas tiras serpenteantes y aunque no existe un significado como tal, podemos hacer una relación con el capitulo del Génesis que nos habla del Espíritu de Dios que revoloteaba sobre las aguas[13], así pues esas alas simbolizan el Espíritu de Dios, que nos da la vida y nos llama a la eternidad mediante el sacrificio de su Hijo Jesucristo, presente en la Eucaristía, misma que brota del altar.
El ambón, es el espacio donde se lleva a cabo el banquete de la palabra, es decir, se leen las lecturas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, y de manera solemne el Evangelio, este pequeño lugar, pero no por eso menos importante, es de madera, con un decorado sencillo, sólo una cruz al frente, símbolo de la predicación en nombre de Cristo, al parecer está incompleto, pues le faltan dos placas de bronce en los costados, las cuales llevarán relieves alusivos a Cristo. En los extremos de la planta de cruz griega que forma el presbiterio se encuentran cuatro placas, una en cada extremo, en las que se aprecian bajos relieves; justo debajo de los escalones que conducen a la Cátedra está la primera placa con el rostro de un hombre, en los extremos, izquierdo y derecho, las manos, frente al altar los pies, éstos quieren simbolizar la actualización del sacrificio de Cristo que se lleva a cabo durante la Eucaristía.

Pasemos ahora a la descripción de las sillerías de los canónigos y la Cátedra del Obispo. Cada una de las sillas tienen una iconografía muy particular, pues no es la clásica y tradicional conocida por la mayoría de los cristianos, en relación con los apóstoles; pues el artista quiere plasmar su visión icnográfica en relación a la muerte que padeció cada uno de los apóstoles; son doce sillas para canónigos, por ser doce el número de los discípulos de Jesús, de izquierda a derecha el primer sitial lo ocupa San Pedro, cuya iconografía es son tres puntos formando un triangulo invertido, por haber sido crucificado con la cabeza hacia el piso, los puntos simbolizan los orificios provocados por los clavos, le sigue San Bartolomé, el cual muestra una parte como queriendo despegarse, esto porque este apóstol murió desollado, a su lado está el sitial con la iconografía de San Juan, la cual simula un líquido que escurre, según eso porque murió en una caldera con aceite hirviendo, sin embargo, la Tradición de la Iglesia cuenta que murió pacíficamente en Efeso, sigue a este sitial el de santo Tomás cuya insignia que lo identifica es el orificio dejado por una lanza, puesto que murió a causa de una herida provocada por este instrumento; el siguiente sitial corresponde a San Pablo, con un símbolo que representa la decapitación, forma en la que murió este apóstol. Enseguida encontramos el sitial con la iconografía que representa a San Felipe, pedradas, por ser la forma en que murió, continúa Santo Santiago el mayor, con el símbolo de su decapitación, sigue San Judas Tadeo, lo que caracteriza su muerte es el destazo de su cuerpo, así lo plasma el artista en el sitial, a continuación esta la silla de San Andrés, con la cruz en forma de X, pues así fue crucificado, sigue San Simón, con parecidas marcas a las de San Judas Tadeo, pues murieron juntos y de la misma forma, a su lado esté el sitial de San Mateo, que se caracteriza por la simulación de una herida de espada, por haber muerto este apóstol por esta arma, terminan los sitiales con la silla de Santo Santiago el menor, que presenta la herida de cráneo, por ser este el motivo de su muerte. La Cátedra del Obispo tiene las siglas XP, las cuales significan Cristo, en griego, y están reservadas al obispo por ser este la cabeza de la Iglesia particular de Zacatecas.

Antes de comenzar con el retablo, al pie de éste se encuentra una Cruz de bronce, que al igual que las imágenes se realizo bajo la técnica de la cera perdida, sin embargo esta cruz no tiene Cristo, cayendo en un error, pues en la Instrucción General del Misal Romano, se dice que cerca del altar se ubique una cruz con la imagen de Cristo crucificado, con la intención de que los fieles tengan siempre presente la pasión del Señor[14].

Comencemos ahora con el retablo, cuya significación es muy peculiar, sobre todo por ser desconocida para la mayoría de las personas que acuden a ver el retablo, y aunque no existe un texto donde se nos diga el por qué de las imágenes, aquí daremos una pequeña guía para apreciarlo y entenderlo mejor.
Anteriormente hemos dicho que el tema del retablo es La fe de la Iglesia zacatecana, pues bien, veamos el por qué de los santos colocados en él.

A los pies del retablo comenzando de izquierda a derecha encontramos a San Mateo Correa Magallanes, mártir zacatecano de tiempos de la Cristiada, se representa de pie, en posición serena, con un rostro tranquilo, lleno de fe, sus vestiduras son una sotana propia del sacerdote diocesano y con la mano derecha está llevándose una cruz a la boca, signo de su respeto al sacramento de la confesión, pues fue martirizado por no revelar un secreto que le habían dado en confesión;  a  la derecha encontramos al Beato Miguel Agustín Pro, sacerdote jesuita, nacido en Guadalupe, Zac. Éste también es un mártir de la guerra cristera, murió fusilado en la Ciudad de México, por eso está en actitud de recibir las balas en su pecho, en su rostro se ve una actitud de estar dando un grito, pero no de dolor, si no lleno de fuerza, convencido de lo que está gritando; cuelga de su cuerpo una cintilla que tiene escrito: “Viva Cristo”, siendo este el lema de los cristeros. Nuevamente a la izquierda tenemos la imagen de San Ignacio de Loyola, con su sotana, sostiene con su mano derecha unos libros, significando los Ejercicios Espirituales, de los cuales es fundador, sobre su pecho tiene el símbolo  de la Compañía de Jesús: el JHS, cuyo significado es Jesús Salvador de los Hombres, solo que las siglas están en latín. A su lado esta San Antonio de Padua, sobre esta imagen resulta muy interesante si significado, sostiene al Niño Jesús y este a su vez sostiene el mundo, iconografía dada en el siglo XVII, en esta imagen el artista plasma esa relación de amistad tan intima entre el santo y  Jesús niño, que el Niños Jesús busca el corazón de San Antonio, mientras éste le hace cariños. Nos volvemos para describir a San Francisco de Asís, fundador de los Frailes Menores, conocidos como Franciscanos, este santo cuya vida es muy semejante a la de Cristo, tanto que lleva los estigmas de él, en la imagen el artista lo representa con el habito franciscano y con la capucha puesta, pisa con su pie izquierdo un cráneo símbolo de la muerte, esto significa el rechazo del santo hacia lo mundano, lo pasajero, optando por la salvación eterna, está en una posición en la que muestra las llagas de los estigmas en sus manos, como si nos quisiera dar a conocer que tanto amó a Jesús que se fundió en el hasta en su pasión; a su lado se encuentra Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, con el habito de la orden por él fundada, sostiene con su mano derecha un libro, que podemos identificar con las Sagradas Escrituras,  a la vez que con la mano izquierda apunta hacia la Cátedra, de su cintura cuelga un rosario, pues Domingo de Guzmán es el fundador del Rosario, en su frente está una estrella, haciendo alusión a la tradición que dice que cuando iba a ser bautizado al momento de ponerle el Crisma, éste resplandeció como el sol. Recordemos que la Orden de Predicadores tiene por objeto la defensa de la fe y del Evangelio, por eso el libro, y por eso apunta a la Cátedra, como signo de que el obispo es al que hay que obedecer. Continuamos con San Juan Bautista, la representación de este santo, rompe, al igual que la de los demás con la tradicional, sin embargo guarda características que lo hacen identificable, vemos a un San Juan con cabellos alborotados, con mucho movimiento en sus ropas y una cinta que dice Este es el Cordero de Dios, pues fue él quien presento a Cristo como el Salvador;  tiene su mirada hacia el frente, como mirando al pueblo congregado en la asamblea, en su mano derecha sostiene un libro, tal vez por ser el último de los profetas, con su mano izquierda apunta a la Cátedra, interpretando esto como el reconocimiento del Obispo como el representante de Cristo en la Iglesia particular de Zacatecas. Le sigue a su lado  San Agustín de Hipona, este santo conserva más elementos de la iconografía tradicional, es decir, sostiene una iglesia, símbolo de ser Padre de la Iglesia latina, sobre su cabeza porta la mitra, pues fue obispo, y tiene una actitud de arrobo, de contemplación, pues después de su conversión lo único que deseaba era contemplar a Dios tal cual es. Continúan los padres de la María: San Joaquín, en esta ocasión no porta el bastón si no que al igual que Santa Ana está en una posición de contemplación, viendo a su hija ser asunta a los cielos.
La imagen de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de la Asunción, la cual es a la que está dedicada la Catedral, presenta en sí la misma posición con la que se representa esta advocación mariana, de pie, y con una ligera curva que da esa sensación de éxtasis, sobre nubes, sólo que en esta representación le hace falta los ángeles que la llevan al cielo, puesto que la Virgen es asunta a los cielos, es decir, es llevado, no sube por ella misma. El rostro mira hacia el cielo, en actitud de estar mirando a Dios.
El retablo en si es un soporte que no tiene mucho que apreciar, puesto que son movimientos en zigzag, sin embargo, dentro de esta austeridad de adorno se puede apreciar cierta belleza en el movimiento y el volumen que tiene, pues en la punta del retablo, justo a la altura de la Virgen se encuentra el mayor volumen de todo el retablo, provocando esa sensación de estar en un cielo que se alborota por estar recibiendo a la Madre de Dios, ese movimiento y volumen crean un ambiente de nubes que hacen que todo el retablo cobre un toque divino y a pesar de que las imágenes no presentan un orden aparente, estos efectos lo encierran de una manera casi perfecta.
















Conclusión
No cabe duda que el arte es una de las más puras expresiones humanas, que es capaz de guardar los sentimientos de quien lo realiza y provocar otros en la persona de quien lo observa.

El retablo de la Catedral de Zacatecas, es una de las piezas de arte contemporáneo en la ciudad que más diferencia de opiniones ha provocado, tanto en los locales como en los visitantes, sin embargo, si abrimos nuestros sentidos más allá de la simple tradición artística que traemos en nosotros, nos daremos cuenta que el esta pieza encierra mucho simbolismo, en la cual cobran fuerza las interpretaciones del autor que, luchando por conseguir transmitir fe, por medio del arte, nos ha compartido su manera de creer, su forma de ver la acción de Dios en los santos ahí presentes.

Gracias a los efectos de movimiento y volumen el retablo adquiere cierta jerarquización en la posición de los santos, no entre ellos mismo, sino entre la Virgen y ellos, pues la Madre de Dios, como mediadora que es, alcanza primero la plenitud de contemplar a Dios, abriendo así el camino para el resto de los creyentes.

Quizá el retablo no este del todo feo, como dice la gente, sino que el recinto que lo alberga no es el indicado, y con esto no se quiere decir que el edificio sea el desagradable, sino que simplemente cada cosa  tiene su par y en esta ocasión el retablo no hace mucha armonía con lo barroco del exterior ni con lo neoclásico del interior.

Siendo el retablo la primera etapa de remodelación y decoración de la Catedral, sólo nos queda esperar a las demás etapas para ver si se crea la armonía deseada por los primeros inquietos que querían recuperar la belleza interior del máximo templo católico y joya preciosa de esta noble ciudad con rostro de cantera y corazón de plata. 



          
     



[1] Hernández Monreal, Tomás, Las Portadas de la Catedral de Zacatecas; Apuntes Iconográficos,  Zacatecas, Zac., México, Talleres Gráficos Offset Azteca, 2006, p. 21
[2] Archivo Histórico del Estado de Zacatecas, El Pregonero, tercera época, año 2, enero 2010, no. 8, Zacatecas, Zac., México, pág. 3
[3] AHEZ, El Pregonero, tercera época, año 2, abril 2010, no. 11, Zacatecas, Zac., México, pág. 4
[4] Los datos sobre el proceso de selección y construcción del retablo, los obtuvimos en una entrevista realizada al Pbro. Guillermo Cabrera Bautista, asesor de la obra asignado por la Diócesis de Zacatecas.
[5] Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Sagrada Liturgia, no. 122
[6] SC, no. 123
[7] SC no. 124
[8] SC no. 125
[9] SC no. 127
[10] Catecismo de la Iglesia Católica, no. 1160
[11] Aranda, Alberto, Daniel Cronin, Rubén Leikam y otros, Manual de Liturgia, introducción a la Celebración Litúrgica, México, Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Conferencia Episcopal Mexicana, 1999, p. 331
[12] Dato proporcionado por  el Pbro. Guillermo Cabrera Bautista
[14] Instrucción General del Misal Romano, no. 38, capítulo V.

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